
El minimoog
Los sintetizadores controlados por tensión de Moog y Buchla eran modulares. Uno o varios chasis alojaban la fuente de alimentación y los módulos. Las entradas y salidas de los módulos tenían que interconectarse a través de un confuso enredo de cables parcheados para que el sintetizador creara algún sonido. Establecer estas conexiones correctamente ya era todo un arte de por sí, la configuración de los módulos requería una gran pericia.
Moog se dio cuenta de que estos sintetizadores modulares eran demasiado complejos y caros para un músico de categoría media, y por tanto no obtendrían gran éxito si se vendían a través de los minoristas musicales tradicionales. En 1969, Moog colaboró con los ingenieros Jim Scott, Bill Hemsath y Chad Hunt para diseñar un sintetizador compacto, portátil, asequible y fácil de utilizar. Después de construir tres prototipos, el modelo D del minimoog vio la luz en verano de 1970.
A diferencia de los sintetizadores modulares anteriores, no era necesario (ni posible) que los músicos conectaran los módulos del minimoog a su conveniencia. Todos los sistemas de circuitos de conexión de los módulos venían integrados del taller. El tipo y el número de módulos también era fijo. Esto simplificaba el proceso de fabricación de manera considerable, y reducía los costes de forma espectacular. Una importante campaña de marketing hizo que el minimoog se convirtiese en un éxito extraordinario. Sin alterar su diseño básico, se vendieron 13.000 minimoogs en todo el mundo hasta 1981.